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La Cripta del Poder (La salida del Laberinto)


“Todo se gesta en lugar cerrado. Al nacimiento le precede el confinamiento. El confinamiento no es otra cosa que la interiorización previa a un nuevo despliegue, a una nueva forma. El árbol se recorre a sí mismo en la semilla. La semilla que contiene toda la historia del árbol. Todas las historias de todos los árboles. Entonces, en el encierro de su propio hermetismo, enterrada bajo el suelo, se soñará a sí misma. Soñará que perteneció a bosques pretéritos. Se colmará de imágenes dibujadas en infinidad de lugares y tiempos. Conocerá la turbulenta ceguera de la raíz que resulta en enrevesados trazados por todo tipo de tierras. Se estremecerá con la imagen del rayo. Se encogerá con el recuerdo de tierras duras y crispadas por la sequía. Sabrá de las frondosidades húmedas que se alimentan de las tierras negras bien regadas. ¡Ah! Los ensueños de aquellos soleados amaneceres, los ensueños de las brisas que cantaban con las hojas letras de murmullos arropados. ¡Ah! De la danza con las estaciones. ¡Ah! La vida ensoñadora y luminosa de la hoja. Las imágenes de los sueños despertarán el anhelo, el ansia por poder expandirse en lo profundo, sin más ley que la del salto de la rama desde el tronco, de la hoja desde el tallo, sin más dirección, ni ley, que la de la luz. Y tras el logro, el estar: la majestad de la presencia en el lugar. De esta forma aquellos sueños, aquellas historias de la memoria alimentada por la vida, electrizarán el ser minúsculo de la semilla. Con ellos surgirá el anhelo de ser aquella realidad ensoñada, el anhelo de repetir de nuevo los recuerdos. Y a este anhelo le seguirá la voluntad, el acto, materializado en los primeros movimientos. La cáscara, bajo la presión de la voluntad y del deseo se abrirá por uno de los lados. En ese punto se iniciará un gran viaje, un gran proyecto. Será la realización del sueño. Un delicado tallo blanco, casi transparente, se dirigirá a la difícil travesía de alcanzar el espacio abierto, el lugar de la luz y del viento. Sin más orientación que la de ascender por una verticalidad apenas perceptible en el sólido y compacto mundo del subsuelo. De inmediato este tallo será complementado por otro tallo hermano. Más oscuro y áspero, optará por el mundo de las tinieblas, de las humedades profundas; sostén y aporte del primero sólo verá la luz por los ojos de su hermano gemelo, a cambio le dará la firmeza y el sostén necesarios para su largo intento. La semilla enterrada en fértil tierra es como cueva, como cripta en la que se concentran las energías telúricas, las energías de lo profundo, de los mundos más concretos, más prisioneros de sí mismos. Esa concentración de energías no tiene otro objeto que el de lanzarse a la conquista de una libertad nueva, el de lanzarse a un nuevo proyecto de ser. Siempre ocurre así. Es desde el límite de lo concreto, desde el máximo de lo reducido, desde donde se origina el salto expansivo, el proyecto de la amplitud máxima. Al nacimiento, le precede el confinamiento. Los ensoñados recuerdos despertarán al deseo. El deseo firmemente sostenido, serena y silenciosamente encerrado, cristalizará en la Voluntad de Ser: en Poder. Y el poder es acción, realización, vida viviéndose a sí misma.”

La salida del laberinto (capítulo: la Cripta del Poder)

Escuela de Navegantes

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