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La Terapia Profunda NO ES comercial


La terapia profunda no es "comercial". No es fácil de vender. No promete -ni quiere- resultados rápidos ni hay demasiadas certezas. Es difícil de justificar "en un proyecto" y difícil de estudiar y demostrar, porque muchos métodos de valoración se han alejado tanto de lo orgánico, de lo natural, que, así empobrecidos, son incapaces de recoger y reflejar la utilidad real y profunda de ciertas intervenciones.

Lo lento, no vende. ("Yo es que quiero curarme ya")

Lo humanizado, no vende ("No quiero tener emociones, mejor que no estén")

Es posible que nos asuste tanto la desconexión con lo que de verdad somos (seres humanos, con un gran potencial, muy limitados por ciertas creencias y con mucha necesidad de atender aspectos que en aras del crecimiento económico se han abandonado y sin los cuales avanzamos "a trancas y barrancas" por la vida) que muchas veces preferimos seguir tirando "de pastillas" que nos permitan seguir dormidas un poquito más que enfrentarnos a mirar hacia dentro. Con la de premios que hay por ahí....

Me declaro amante de la terapia lenta, de los procesos cuidadosos, y si, claro! muchas veces me desquicio con ellos y también quiero "la pastilla", pierdo la paz-ciencia y otra vuelta más....de regreso a la confianza en el ritmo natural de las cosas, en que el desmontaje de lo aprehendido trae calma y autenticidad y que "se puede".....

La terapia profunda se diferencia de otras porque va más allá de una reforma de la fachada. Una terapia profunda potencialmente alcanza, remueve, afecta ... y desde ahí reconstruye y redistribuye.... cada estancia, cada pared, cada elemento decorativo, cada alcoba oculta.... llegando a la estructura misma, reforzándola y devolviéndole sentido y presencia ... ¿que cuál es mejor? No tengo respuesta ya que eso dependerá de tus objetivos. Arreglar la fachada puede ser tan bueno como reforzar vigas si es lo que necesitas en este momento.... Pero eso si, personalmente me inclino por pensar que los cambios reales y arraigados sólo se producen en el tiempo y es por esto que creo en los procesos terapéuticos sin prisa. Algo que considero revolucionario por lo atrevido de la propuesta, por el coraje que implica en quien se embarca en este "viaje sin tiempo", por ser opuesto a lo que normalmente acostumbramos dentro de una cultura rápida y alejada de los ritmos naturales. Que ofrece pastillas de rápidos resultados para ocultar los síntomas sin contemplar su raíz. Que nos pretende arreglar rápido para que sigamos siendo productivas. Que nos parchea. Que nos ofrece productos que pretenden cubrir necesidades inventadas. Que nos aleja de nosotros mismos haciéndonos creer que fuera está la respuesta a todo...

En terapia descubres que para obtener resultados firmes no resulta buena la prisa. Que los resultados no son de hecho el mejor indicativo para valorar algo sino que el truco está en entregarse al proceso. Que a veces es fenomenal centrarse en los síntomas pero es más satisfactorio comprender capa tras capa de dónde vienen. Que a veces no es necesario ni posible comprender pero si incluir, asimilar e integrar lo que ocurre. Que el ser o no ser productivas no tiene que ver con la felicidad y el bienestar. Que esos, ¡están dentro!. Aprendemos paso a paso a conectar con estados agradables internos y a desarrollar la entereza necesaria para sostener lo desagradable. Dejamos de volcar todo en el resultado y respiramos los procesos, encontrando que es en cada pasito donde se esconde la vida real.

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© 2013 by Beatriz Bello Dublang 

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